lunes, 21 de octubre de 2013

El tema de la posesión


Muy debatido a nivel interno y mundial. Ha sido la clave del éxito blaugrana en los últimos años.

El sábado 21 de setiembre del 2013 pasará a la historia como el día en que el mejor Barcelona de la historia perdió en la posesión después de 315 encuentros oficiales. Esto sucedió contra el Rayo Vallecano en el estadio de Vallecas, una cancha complicada para cualquier equipo y aunque el resultado abultado (0-4 y pudieron ser más) refleja una victoria cómoda para los de Martino, también pudieron irse con las caras largas reflejando una derrota. Valdés tuvo más trabajo de lo habitual e incluso se vio obligado a taparle un penal a Trashorras.
Todos sabemos que el Barcelona enamoró al mundo con un estilo de juego único que lo inició Cruyff y lo perfeccionó Pep Guardiola. Y ahí viene el tema, porque con los dos últimos entrenadores, Tito Vilanova y Gerardo Martino, éste todavía en vigencia, se han perdido dos cosas fundamentales en el juego: con Tito se perdió la presión en campo rival y con el Tata, en un solo partido, se perdió la posesión por un marcador insignificante de 49% contra 51% de los locales. Eso quiere decir, que el Rayo Vallecano tuvo el balón casi 50 segundos más que el Barça. Brillante por parte del equipo madrileño, ¿cierto?
Pero sin ironías, tiene mucho mérito. Ni siquiera el Real Madrid ni el mejor Bayern pudieron tener el balón por más de un minuto sin interrupciones, aunque los resultados fuesen negativos para el combinado catalán.
La posesión es importante, mas no determinante. Tener el balón de forma abrumadora es el único camino para avasallar al rival, si bien es cierto que las combinaciones y la lluvia de centros son sus dos argumentos. Lo que está claro es que la forma más bella de jugar es por medio de las combinaciones, y eso no es patrimonio exclusivo del Barcelona: El Madrid de la Quinta del Buitre, el Atleti de Antic, el Ajax de Van Gaal, el mejor Villarreal, el “Super Depor” y el Arsenal que ganó la Premier 03/04 invicto tuvieron seguridad en defensa, fantasía en el mediocampo y genialidad en la delantera. Tuvieron una forma muy parecida de jugar. Incluso el Dream Team de Cruyff era más vertical que el de Pep, sin renunciar al toque, a la combinación y a la triangulación. Pero lo malo es que cuando enamoras al público y eres el único que lo hace en la época, haces algo incorrecto y te llueven las críticas. Y eso le sucede al Barça del Tata.

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